Qué frágil la vida
cuando no tiene
dónde cobijarse.
Que susceptible nuestra piel
cuando no encontramos
dónde saciarnos.
Qué sincero el llanto
cuando no hay
quién lo escuche.
Qué sádica mi sombra,
que ha vuelto
a ponerme la zancadilla.
Qué puta la tristeza,
que esta noche
me ha follado como nunca.
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